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Nanotecnología en Dermocosmética

Productos cosméticos y dermocosméticos liposomados

La piel es el órgano más grande del cuerpo. Es la envoltura que recubre la superficie exterior de todo nuestro cuerpo y separa el medio interno del entorno. Es la primera barrera fisiológica con la que cuenta nuestro cuerpo y con la que se protege frente al medio externo. Es prácticamente infranqueable al paso de sustancias y tiene una estructura de tipo “ladrillo-cemento” que facilita esa función.
Las células de Langerhans son unas células especializadas, competentes inmunológicamente, que se encuentran en las capas epidérmicas inferiores.
Son la primera línea de defensa y ayudan a que la gran mayoría de sustancias no consigan penetrar la piel y acceder al interior de nuestro cuerpo. Entre esas sustancias se encuentran las cremas y productos dermocosméticos. Los ingredientes de estos productos suelen tener tamaños moleculares altos, por lo que son incapaces de penetrar en las capas internas de la piel. Así, limitan su actuación exclusivamente a las capas externas.
¿Hay alguna solución a este problema? Sí, la nanotecnología.
La nanotecnología es la manipulación de la materia a escala atómica y molecular para producir nuevas estructuras, dispositivos y materiales con dimensiones NANO (1-250 nm).
¿Cómo puede aplicarse la nanotecnología a un campo como la dermocosmética? Aprovechando la posibilidad de crear estructuras microscópicas para transportar en ellas los principios activos (ingredientes) hasta el objetivo deseado. Estas estructuras se llaman nanosomas, unas vesículas de tamaño nano cuya composición resulta totalmente asimilable por nuestro organismo. Gracias a su tamaño, estas nanocápsulas son capaces de transportar ingredientes a través de diferentes estructuras como la piel y el pelo y conseguir tratamientos en profundidad antes impensables.

Productos cosméticos y dermocosméticos liposomados - Estudio científico

Sesderma Laboratorios y Fundación Investigación Hospital General Universitario de Valencia llevaron a cabo un estudio para conocer cómo penetran los nanosomas a través de estructuras cutáneas como la piel y el pelo y ver hasta dónde llegan. Para ello se utilizó piel humana que se colocó en una cámara (célula de difusión de Franz) en contacto con una solución de nanosomas fluorescentes para poder seguir su recorrido más fácilmente. Así se obtienen las espectaculares imágenes  que confirman el alto grado de penetración de los nanosomas, que logran introducirse en el pelo hasta alcanzar la raíz y las capas profundas de la piel pasadas unas horas de la aplicación. Este hallazgo se traduce en beneficios tanto para nuestra piel como para el pelo cuando se utilizan productos con activos o ingredientes liposomados que actúan sobre la raíz del problema. 
Otro de los factores que invitan a apostar por la nueva tecnología es el hecho de que los propios liposomas funcionan como una caja de seguridad que estabiliza y protege losingredientes activos (particularmente importante en ingredientes inestables como la vitamina C, que se oxidan fácilmente) hasta el momento de su liberación. Es más, los liposomas por sí solos, es decir, vacíos, por su composición en ácidos grasos esenciales, son también capaces de aportar beneficios como una acción antiinflamatoria, epitelizante…

Los impedimentos que plantea la piel para la penetración de principios activos a sus capas más profundas tiene remedio con la aplicación de la nanotecnología. La nanotecnología es la manipulación de la materia a escala atómica y molecular para producir nuevas estructuras, dispositivos y materiales con dimensiones NANO (1-250 nm). 
En dermocosmética tiene una clara aplicación gracias a los nanosomas, unas vesículas de tamaño microscópico. La composición básica de estos nanosomas es de origen natural con alta biocompatibilidad. Todos los ingredientes utilizados son GRAS (Generally Regarded As Safe). Están formados por ácidos grasos: linoleico, oleico, linolénico... Su composición es similar a las membranas celulares. Esto les aporta claras ventajas:

  • Mejor absorción, penetración y difusión.
  • Acción en profundidad gracias a su tamaño nano.

¿Cómo se crean? La parte polar absorbe el agua y la apolar la repele. Esto provoca que se organicen en bicapa. La bicapa fosfolipídica se dobla sobre sí misma y se cierra formando una vesícula o liposoma. Esa forma de cápsula es la que facilita la incorporación de ingredientes en su interior. Al transportar en ellas los principios activos hasta el objetivo deseado podemos conseguir tratamientos en profundidad inéditos. Estabiliza y protege los ingredientes activos (particularmente importante en ingredientes inestables como la vitamina C). Además, permite emplear dosis mucho menores. 
Las características de los liposomas permiten utilizarlos como activos en sí mismos.
Estas son sus ventajas:

  • Epitelizantes: Reparan el estrato córneo dañado y mejoran la función barrera de la piel.
  • Antiinflamatorios: Disminuyen el edema de la zona.
  • Bactericidas: Evitan la proliferación de infecciones.
  • Clarificantes: El ácido linoleico ejerce una acción clarificante y unifica el color de la piel.
  • Seborreguladores: Normalizan los lípidos de la superficie cutánea, incrementan los niveles de linoleico y disminuyen el escualeno.

Los liposomas actúan de manera diferente en las distintas capas de la piel. Así, en la superficie su acción es cosmética y de limpieza; en las capas medias, de protección y antioxidante; en las capas más profundas, el liposoma corrige diversos problemas y puede actuar como:

  • Despigmentante.
  • Antienvejecimiento.
  • Anticelulítico.
  • Epitelizante.

¿Qué activos podemos liposomar? Aquellos que queremos que profundicen en la piel. Si buscamos un efecto en la superficie, en cambio, no será necesario liposomar el principio activo responsable de conseguir ese efecto.

Principios activos liposomados por Sesderma:

  • Ácido ferúlico.
  • Floretina.
  • Secreción de caracol.
  • Vitamina A.
  • Vitamina E.
  • Vitamina C.
  • Resveratrol.
  • Silicio orgánico.
  • Ácido hialurónico (de bajo peso molecular).
  • Ácido salicílico, glicólico, mandélico.
  • DMAE.
  • Extracto de placenta (porcina).
  • Lactoferrina, etc.